Revise y renueve esos hábitos que lo alejan de una vida interior serena. Es clave controlar ciertas situaciones, expresar los sentimientos y hacer actividad física.
El estrés sostenido resulta un enemigo de la longevidad que se mantiene siempre al acecho. Si estamos desprevenidos y dejamos que nos superen las actividades, los pensamientos o el trabajo, el estrés entra por la puerta grande, acompañado de sensaciones de frustración y ansiedad. Nos alejamos de un camino sereno y de vivir más y mejor.
Por eso es clave controlarlo mediante técnicas de relajación, actividad física regular y alimentación saludable. Tiene gran importancia registrar los momentos o períodos de estrés para poner freno a las situaciones que los generan, respirar hondo, darse algún gusto, buscar el modo de descansar, y encontrar nuevas maneras de expresar sus sentimientos hacia sus seres queridos.
Además de estas acciones sobre lo cotidiano, tenemos la posibilidad de influir sobre nuestros hábitos más arraigados que pueden dar paso al estrés. Si incorporamos cambios en ese aspecto podemos comenzar a funcionar en una edad biológica mucho menor a nuestra edad cronológica. En definitiva, vivir más y disfrutar más de la vida.
Las 25 estrategias antiestrés
1. Hágase un chequeo médico periódico.
Los chequeos no sólo son reconfortantes si confirman su buen estado de salud, sino que también son indispensables para impedir que empeore cualquier problema menor de salud. Su chequeo físico anual debe ser exhaustivo y prestar particular atención a detección temprana de cáncer, enfermedad cardíaca, diabetes y desórdenes metabólicos.
2. ¡Busque una pareja!
Las estadísticas indican que las personas casadas gozan de más salud que las solteras. Es más, las casadas parecen reducir su riesgo de enfermedad, accidentes y muerte hasta en un 50 por ciento.
3. Duerma una siesta.
Hacer siestas de 20 a 30 minutos después del mediodía es beneficioso para recuperar energías, dado que en ese momento el metabolismo del cuerpo está en su punto mínimo.
4. Acepte a los demás.
No asuma el éxito o fracaso de sus hijos como resultado directo de su influencia. Acéptelos como son. De otro modo colocará una carga estresante para usted y la familia.
5. Pase tiempo de alta calidad con amigos.
Las relaciones sociales no sólo son divertidas sino también necesarias para una buena salud mental. Cuando nuestros recursos internos están agotados, el apoyo de los amigos cercanos puede ayudar a aminorar nuestras preocupaciones y pesos.
6. Cultive su espíritu.
No es necesario que lo haga a través de una religión organizada; puede hacer meditaciones y rituales propios. Lo cierto es que quienes cultivan algún tipo de vida espiritual cuentan generalmente con tres poderosos reductores del estrés: el perdón, la esperanza y la comprensión.
7. Adopte una mascota.
Está demostrado que los dueños de mascotas no sólo viven más, sino que tienen vidas más felices. Tal como las amistades humanas, la relación con las mascotas pone en juego la devoción, la compañía, la cercanía y el consuelo necesarios en la vida de cualquier persona.
8. Tenga un hobby.
Desarrolle un nuevo interés o brinde espacio para hacer aquello que siempre le gustó: será un potente factor para evaporar el estrés.
9. Use técnicas de manejo del tiempo.
Lleve una agenda o una lista diaria de cosas por hacer: reducirá el riesgo de intentar hacer demasiadas cosas a la vez, agotándose física y mentalmente.
10. Examine su entorno.
Si siente que la fuente de su estrés está en el lugar donde usted vive, como su ciudad o barrio, quizás pueda considerar mudarse a un lugar más tranquilo. Si mudarse no fuera posible, tal vez lo ayude participar comunitariamente para mejorar la calidad de vida de su espacio.
11. Cambie su punto de vista.
A veces algo tan simple como un mero cambio en nuestra manera de pensar puede ayudar a reducir el estrés en nuestras vidas. Por ejemplo, comience a percibir su viaje al trabajo no como una pérdida de tiempo sino como una oportunidad para leer, relajarse, reflexionar, preparar un trabajo o meditar.
12. Tenga sus finanzas bajo control.
El dinero -poco o demasiado- puede volverse una presión emocional enorme. Sea prudente y actúe con inteligencia. Reconozca que usted tiene valor y calidad como ser humano y no por la cantidad de dinero con que cuenta.
13. Practique el arte de la meditación y relajación.
Las personas que dedican un tiempo diario a estas actividades tienen presión sanguínea más baja y menos riesgo de enfermedad cardíaca.
14. ¡Sonría!
Hay una conexión entre los músculos faciales que se usan para sonreír y un área del cerebro que liberaneuroquímicos “para-sentirse-bien”.
15. Comuníquese claramente.
Mejorar sus habilidades de comunicación no sólo reduce el estrés sino la frustración innecesaria, el enojo y los resentimientos. Las señales confusas jamás son buenas para dar o recibir. Y atención: no es sólo importante ser un mejor comunicador, sino también un buen escuchador.
16. Póngase en movimiento.
Hacer más ejercicio disminuirá sus niveles de ansiedad y otros sentimientos relacionados con la depresión y la autoestima baja. El movimiento es uno de los elementos más esenciales de cualquier programa para reducir el estrés.
17. Mejore su alimentación.
Quizás esos kilos de más que lleva su cuerpo estén ligados a esos kilos que también lleva su mente. Renuévese. Alimentarse con una dieta balanceada lo ayudará a sentirse más vivo, energizado y feliz. Todos nuestros diferentes aspectos interactúan y acusan recibo de los cambios.
18. Reduzca el consumo de alcohol.
Mientras muchas personas ven a las bebidas alcohólicas como un modo de escaparle al estrés, esto no funciona así. En realidad, tomar más de 60 ml de alcohol por día eleva la presión sanguínea, exacerba el malhumor, daña las células cerebrales y puede aumentar los niveles de estrés.
19. Dígale no a esa segunda taza.
La cafeína es una de las sustancias más excitantes que su cuerpo puede consumir. Sustituya su taza de café por una descafeinada o por un té de hierbas: se sentirá mucho más tranquilo.
20. ¡Deje de fumar!
No importa cuándo haya fumado en la vida: si deja el cigarrillo ahora puede mejorar significativamente su salud actual y vivir más. En pocos días notará una mejoría en la función pulmonar, al año tendrá menos riesgo de enfermedad coronaria, y a los tres años habrá diisminuido su riesgo de cáncer.
21. Piense en positivo.
Los pensamientos negativos sostenidos pueden costarle años de vida saludable. Quizás usted no quiera ser un eterno optimista... ¡pero trate de no ser un perpetuo pesimista!. Puede tener un poco de ambos, tanto como para no presionarse ni volverse cínico.
22. No se torture con errores o fracasos pasados.
Si nos estancamos en el pasado sólo terminamos con sentimientos de culpa y remordimiento. Déjelos ir. Si va a recordar errores pasados, trate de evaluarlos de manera positiva, creativa, como experiencia de aprendizaje.
23. Aprenda a ser asertivo.
Manifieste lo que piensa y desea sin ofender a los demás ni sentir culpa. Hable desde su punto de vista y ayude a otros a comprender lo que intenta expresar. No es algo fácil: si no puede hacerlo siempre considérelo un desafío necesario y estimulante.
24. Aprenda a expresar su enojo de manera positiva y respetuosa.
El enojo es sólo un sentimiento más; no le tema, sólo controle su forma de expresarlo. Cuando esté enojado no actúe de manera hostil. Si lo conduce en forma positiva puede ayudarlo a transformar el estrés en fuerza. Si, en cambio, se manifiesta en forma destructiva se vuelve hacia adentro y puede afectar a presión arterial y su corazón.
25. Siéntase bien con usted mismo.
Recicle los sentimientos de autoestima baja: en vez de manifestarse como estrés pueden convertirse enfuerza. Todos experimentamos derrotas y rechazos: un elemento clave para reducir el estrés es no permitir que estas adversidades controlen nuestras vidas.